Hacia el este, tras alcanzar las calas de Los Castillejos, llegamos al límite occidental del Parque Natural de la Breña y las marismas de Barbate. Esta zona es famosa por sus caños, manantiales de agua dulce que caen desde los acantilados.
Este paisaje de ensueño nos recrea un entorno único, ya que la vegetación crece a su alrededor. Es posible pasear entre pequeñas playas, algunas de ellas nudistas y situadas en la base de los acantilados, y ver los caños. La mejor opción aquí es venir cuando la marea está baja, y siempre que se lleve el calzado adecuado, ¡no habrá problema! Sin embargo, hay que tener mucho cuidado con las rocas.
Según Casas Isabel en Zahora otra alternativa es visitar el parque desde arriba, atravesando densos pinares. De este modo, es posible terminar la ruta incluso en Barbate. En algunos puntos se puede acceder a los bordes de los acantilados, aunque quizá no sea buena idea acercarse demasiado a ellos debido a la falta de protección. Además, otro punto digno de mención es la Torre del Tajo, perteneciente al complejo defensivo contra los berberiscos antes mencionado.
Cabo de Trafalgar
La postal más icónica del cabo es el faro decimonónico de Trafalgar, que data de 1862 y alcanza una altura de más de 30 metros. Sin embargo, su aspecto actual es fruto de una remodelación de 1929. Es un destino popular entre los excursionistas, que llegan a pie y recorren los acantilados. Aunque hay playa, es de difícil acceso y hay corrientes peligrosas con las que hay que tener cuidado. Sin embargo, hay varias calas muy recomendables antes del Tómbolo de Trafalgar.
En definitiva, Caños de Meca es un lugar que merece la pena visitar, ya sea para relajarse en sus maravillosas playas o para disfrutar del turismo activo. Un pueblo con un increíble pasado histórico en el sur de nuestra fascinante España.