Las que acaban de ser madres saben lo que es tener que desentrañar el complejo mundo de los cochecitos para encontrar el que mejor se adapte a sus necesidades.
Las hay que piden consejo a sus amigas, las hay que pierden una semana en las tiendas de las marcas más populares con la esperanza de encontrarse con una dependienta o una personal shopper formada, a ser posible madre, empática, que se tome el tiempo de explicar las diferencias entre los distintos modelos sin confundir más las ideas.
Porque, para ser sinceros, la oferta de cochecitos en el mercado es tan diversa que incluso a la mujer mejor preparada le resultaría difícil elegir el mejor producto. Sigue estos consejos de Bebés Victoria:
El cochecito perfecto para cada mamá
El resultado de esta intensa búsqueda, por la que suele pasar una mujer durante el embarazo, es dispar. Las hay que están absolutamente satisfechas con el cochecito que han comprado y lo recomiendan a las nuevas madres, y las hay que se arrepienten de su elección.
A pesar de todos los avances que se han producido en la fabricación de este objeto, que es una cruz y una delicia para los padres, sigue habiendo fallos insalvables que a veces dan ganas de dejarlo en medio de la carretera y caminar con el recién nacido en brazos.
El retrato típico de la madre primeriza sensata en materia de cochecitos, que a menudo se arrepiente de su compra, es el siguiente:
- Piensa que a estas alturas ya no podrá salir con sus amigas, ni volver a ver la luz del sol, porque el cochecito es pesado, incómodo de abrir y cerrar.
- Es mejor que invites a todo el mundo a casa y utilices la silla de paseo lo menos posible.
- Renuncia a cualquier idea de viajar, al menos hasta que el niño aprenda a andar. Como mínimo, utiliza el portabebés, porque el cochecito que has comprado no es apto para un viaje en avión. ¿Y en coche? Sólo si hay alguien que pueda cerrar el objeto infernal y hacer que quepa cómodamente en el maletero.
- Ya no coge autobuses ni el metro, para no sufrir la mirada severa, mezcla de lástima y desprecio, de los demás pasajeros que la observan mientras intenta subir con el cochecito y el bebé.
- Sale lo mínimo, porque vive en un cuarto piso sin ascensor y subir el cochecito por las escaleras todos los días equivale a una sesión de zumba.
- Evita los caminos de tierra o con baches, las aceras sin tobogán y todas las rutas que requieran algo de fuerza en los brazos y un buen conocimiento de las rutas de rally.
- Se pregunta por qué todo es siempre más bonito y fácil en la tienda. «¿Por qué la dependienta abre y cierra el cochecito tan fácilmente y yo tardo 15 minutos? ¿Quizá debería hacer un poco de ejercicio antes de usar el cochecito?».
- Va a la compra y vuelve a casa pareciendo la diosa Kali, cada parte de su cuerpo está ocupada por los diferentes pesos: bolsas de la compra, bolso cambiador, bolso personal (en los casos en que también sale con él), cochecito, bebé en el cochecito.
- A menudo es «meteorópata»: si llueve, no puede salir con el cochecito, porque no puede cubrir completamente al bebé.